El papel de la mujer en nuestros festejos.

Coincidiendo con la reciente celebración del Día de la mujer, queremos dedicar desde el Centro de Interpretación del Torico (CIT), nuestro artículo semanal a destacar el protagonismo de las jóvenes en nuestras fiestas de agosto.

Desde luego, el papel de la mujer en El Torico, como ritual de fecundidad, de cortejo, siempre ha sido primordial: A la puerta de la moza se llevaba el astado, a ella se le ofrecía la borla, a ella se dedicaban bailes y rondas, para ella se adornaba la caballería en las “Grupas”, etc. Eso, sin hablar de las clavarias, que han participado, junto a los clavarios en diferentes ceremoniales importantes como los actos religiosos o protocolarios, pasacalles, entrada de la cuerda, etc.

Sin embargo, pese a ese protagonismo esencial, su participación en determinados rituales del festejo, menos formales, siempre ha estado, tradicionalmente, en un segundo plano o, directamente, no se ha permitido su intervención activa. Nos referimos a esos eventos que son los más populares, peligrosos, joviales o libertinos, como las propias carreras, los almuerzos, las cucañas, etc.  Esto no es exclusivo de este tipo de fiestas, sino que ha sido una cuestión cultural y ha ocurrido también en otras prácticas festivas, de esta y otra índole, como por ejemplo las romerías o las soldadescas; o en otras costumbres, oficios, deportes, etc.

Pero, por suerte, la evolución en la igualdad de género, sobre todo desde mediados del pasado siglo, ha sido muy importante en todos los niveles. Las mujeres han ido conquistando libertad y relevancia, en todos los campos. Y eso, lo hemos podido observar, muy claramente, en nuestros festejos, siempre en armonía con los avances sociales e incluso por delante, respecto a otros lugares de nuestro entorno. Así, si nuestras fiestas de agosto eran conocidas en el siglo XVII, como las “de los mozos” y la participación de la mujer en ellas fue, durante siglos, como hemos dicho, muy limitada, en la actualidad, son, también en este sentido, ejemplares.

Recordamos, por ejemplo, como nuestras clavarias, empezaron a vestir ropa cómoda, para poder correr con soltura, ya desde mediados de siglo, anticipándose en eso a los hábitos festivos de la mayoría de lugares de nuestro país. Así mismo, a finales de los sesenta se empezó a organizar un Toro de mujeres, algo que desde la perspectiva actual, nos parecería sexista y discriminatorio, pero que, entonces, significaba un gran avance en sus libertades. De esta forma, las chicas pueden participar en el ritual (aunque se desvirtuaba, en cierta manera, el sentido y la esencia precristiana de ritual de cortejo), pero también del jolgorio y la alegría que este trae: de las danzas, las cucañas, los almuerzos, etc.

Igualmente, ya hace muchos años que las albás, uno de los actos más trascendentales de los festejos, son cantadas por mujeres, acompañadas de dulzaina y tabal.

Así, hemos ido avanzando, hasta llegar a la actualidad, donde la igualdad es total, cualquier moza puede participar, y de hecho lo hace, en cualquier ritual libremente. De hecho, incluso alguno de los eventos, son patrocinados por peñas integradas solamente por chicas, como es el caso de las Chivanas Taurinas; y, lo que es un hito: desde 2019, está al frente de la Asociación Peña Taurina El Torico, otra mujer. Como todos conocéis, Nuria León, es la primera presidenta de la historia de esta entidad que es la mayor, en número de socios, de la población y que organiza la fiesta más mediática y participativa. Nuestro rito más tradicional, sigue demostrando que es también el más igualitario y solidario y el que mejor se adapta y contribuye a los cambios de mentalidad de la sociedad y al progreso.

 

JCM

Centro de Interpretación del Torico

Pasacalle tras la carrera (Detalle), con el Fino, en lugar del dulzainero.