Como sabemos, el Centro de Interpretación del Torico (CIT), que pertenece a la Etnoxarxa o Red de museos etnológicos locales de Valencia, propone un recorrido emocional por ese rito ancestral único que es el Torico. A través de diferentes paneles explicativos y de simbólicos objetos, podemos descubrir la singularidad de este gran patrimonio, su antigüedad, y la gran variedad de elementos culturales y valores solidarios que genera. Un material museístico que permite realizar un viaje entrañable por nuestra memoria, de la mano de ese animal telúrico, litúrgico, con el que se juega, con el que se corteja, con el que se celebra; ese Tótem que descubre nuestra esencia, que nos ata a nuestras más profundas raíces y también al devenir.
Entre los elementos seleccionados y que estamos analizando en diferentes artículos, tenemos tallas de personajes sagrados, borlas, abanicos, garrotes, cuerdas, instrumentos musicales, alimentos, partituras musicales, letras de albaes, etc.; también fotografías de gran valor simbólico, antropológico o artístico y audiovisuales, como el que vamos a destacar en esta ocasión. Se trata de la película muda: Archivos-cine de “La Fanfarria”. Revista Patria. Chiva.
Esta película fue publicada, hace años (cedida por Alfredo Montoro), por el periódico Las Provincias, con el nombre de: Chiva. Imágenes para el recuerdo), en soporte VHS. Fue rodada a principios de siglo XX, por encargo de un grupo de vecinos de Chiva reunidos en la asociación La Fanfarria. Gracias a ellos, además de tener algunas de las fotografías festivas más antiguas de nuestra región (siglo XIX), también poseemos algunas de las imágenes cinematográficas más añejas y singulares.
En el documental podemos ver estampas asombrosas de aquella Chiva la blanca, famosa por su limpieza, abundancia de aguas y por su belleza; pero, también, unos planos sorprendentes del Torico. Vemos la salida del astado, con una gran multitud de jóvenes participando del festejo, ataviados con sus camisas albas y corriendo con albarcas; o bailando las Torrás, al compás que marca el dulzainero; incluso lanzándose a la balsa, en las Cucañas.
Pero, además, uniendo los fotogramas en blanco y negro, se intercalan simpáticos e interesantes intertítulos que aclaran su significado o refuerzan la potencia de las panorámicas; a veces, incluso, en tono poético. Así, por ejemplo, podemos leer en los rótulos: “La Fuente: Armoniosa y clara; tan pródiga que parece inagotable. Alivio de caminantes; monumento de nuestra fama cobijado en la fronda desmayada de los sauces”. O: “Por arte de encantamiento estamos en la plaza, amplia, serena, inundada de la legendaria paz campesina. En ella abre sus puertas la casa del Canario, quién hace las bebidas, mejor que un boticario”.
Igualmente, son muy reveladores los que hacen referencia a nuestro festejo: “Taurios: Fiestas que recuerdan el culto a los dioses paganos. El lazo de este toro tiene reminiscencias de las guirnaldas que adornaban a los bueyes de los sacrificios”. Además, algunos recogen dichos muy populares, en esas fechas y entre nuestras gentes, los días de carreras: “No hay mozos como los mozos que rondan en mi cuadrilla. Somos los amos del toro, desde el Hondo a la Parrilla”. O: “La cuerda tengo en la mano y en el pecho el corazón, le llevo el toro a mi novia, aunque me dé un revolcón”.
Desde luego este film, evidencia la gran popularidad y relevancia de nuestro Torico. Éste se convierte en el gran protagonista dado el dilatado espacio que se le dedica. Es la única fiesta del pueblo que aparece en la grabación y participando en ella se observa una gran cantidad de mozos.
Así pues, esta cinta, se convierte en un elemento imprescindible del CIT, como pequeño receptáculo de nuestra dilatada memoria. Un lugar donde se intenta jugar con todos los sentidos para que todo sea evocativo. Pero, además de transitar por el recuerdo, queremos que este sea un espacio vivo, donde poder vivir todo el año nuestro festejo; porque el festejo no es solo nostalgia, es pasión e ilusión, es presente y futuro, espera y esperanza; el gran patrimonio vivido y el que queda por vivir.
Ahora mismo el CIT no puede abrir al público, pero estamos seguros de que no tardaremos en poder volver a este lugar de encuentro, para reencontrarnos con viejos y confortantes aromas, con viejos olores, con viejas sensaciones; con viejos amigos. Porque nuestro Torico es, ante todo, eso, un gran reencuentro, el gran rito de hermanamiento.
En próximos artículos seguiremos reseñando otros objetos, otros documentos gráficos o visuales que forman parte de ese gran legado que han cedido los vecinos al CIT, para conservar y mostrar la esencia, el espíritu de su pueblo; bravío, galante y noble, como nuestro Torico.
JCM
Centro de Interpretación del Torico (CIT)