La semana pasada se renovó el comodato anual entre la Asociación Peña Taurina El Torico y la Parroquia de San Juan Bautista, para la cesión desinteresada de la talla de madera de San Roque al Centro de Interpretación del Torico (aprovechamos para reiterar, en este punto, nuestro agradecimiento al párroco Javier Costa). Así, ya está de vuelta a este espacio museográfico, el santo peregrino
al que están dedicados nuestros festejos, tras esas merecidas vacaciones que suele tomarse en agosto, para la celebración eclesiástica de su fiesta.
Como ya hemos señalado en otras ocasiones, esta imagen procesional del siglo XVII proviene de la antigua iglesia de San Miguel y es la que tradicionalmente procesionaron los clavarios del Torico, hasta entrado el siglo XX; en concreto hasta que cobra protagonismo litúrgico la nueva talla que encarga el párroco Enrique Barrachina Gil. Este cura estuvo destinado en Chiva desde 1945 a 1961 y durante su gobierno, además de diferentes obras de reparación o reconstrucción en la iglesia arciprestal y la ermita del Castillo y se encargaron, además de ésta, otras imágenes de culto: San José, San Antonio de Padua, San Isidro Labrador, San Juan Bautista, Inmaculada Concepción, Virgen de los Desamparados y su altar, San Rafael, Jesús yacente en el sepulcro o Sagrado Corazón de Jesús. Algunas de estas obras fueron realizadas por escultores reconocidos como Octavio y Carmelo Vicent; y sufragadas por el Ayuntamiento, particulares y fieles en general. También se adquirió la nueva imagen de la Virgen del Castillo que fue bendecida en 1947, tallada por Inmaculada Cuesta y que sustituyó a la cincelada en 1939 por el afamado escultor y escritor valenciano Josep Maria Bayarri.
Aunque no podemos afirmarlo con certeza parece que la magnífica talla en madera de San Roque se debe al taller del relevante escultor-imaginero Vicente Rodilla Zanón (Siete Aguas, 1901- Valencia, 1974), uno de los más activos de la posguerra y el de mayor renombre entre los valencianos de las décadas centrales del siglo XX, como ha destacado Juan Ignacio Pérez Giménez (Bajo el signo de la unción escultórica. Vicente Rodilla Zanón en la documentación de los Archivos Diocesano y Catedralicio de Valencia). Este autor, también señala, además de su excelente formación (que comienza en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos), su cercanía a la Curia Valentina, ya que su hermano fue rector del Seminario Metropolitano y vicario general de la Diócesis de Valencia.
Así mismo, Pérez resalta la gran cantidad de encargos de todo el mundo a los que hace frente y su capacidad para compaginar este trabajo escultórico con la docencia de “Talla y escultura” en la Escuela de Artes y Oficios de Valencia entre 1950 y 1959, siendo además conservador de la Catedral, de la Basílica de los Desamparados, del Palacio Arzobispal y del Seminario Conciliar de Valencia. Además, subraya como la repercusión que su obra tuvo en diferentes ámbitos propicia que pronto fuera seleccionado para algunos cargos oficiales. De esta forma, unos años después de fundar el Gremio de imagineros de Valencia (1945), sería nombrado procurador en Cortes por el Gremio de Artesanos (entre 1952 y 1955, y de 1955 a 1958). Fue entonces cuando recibió el encargo de diseñar la fachada de la Exposición Internacional de Artesanía (Madrid, 1953), para la que, además, presentaría diversas obras que lograrían algunos galardones. También fue Maestro Mayor del Gremio de Artistas Falleros.
Pero volviendo a la talla de San Roque, hay que subrayar que no hemos podido certificar su autoría ya que no hemos detectado ninguna firma, ni aparece catalogada en la Sección Arte Sacro del Archivo Diocesano. Un archivo que contiene más de cien expedientes con documentación relativa a la talla de imágenes destinadas a templos y otros espacios de culto, cuya autoría recae en el escultor sieteagüense. Aquí sí figuran otras obras suyas ubicadas en Chiva y que se adquirieron en 1940, como la Virgen de Agosto (1000 pesetas), a expensas de los clavarios de la Asunción (se utilizó la corona y el manto de la imagen anterior destruida en la guerra) y la Virgen de los Dolores (1500 pesetas).
Bien es verdad que, como indica el especialista citado, “la producción valenciana de Rodilla no fue registrada en su totalidad por la Comisión Diocesana de Arte Sacro; al menos no se conservan expedientes de todas sus obras”. Tampoco de muchas de los encargos que el escultor aceptó de instituciones de otras partes del país o extranjeras.
Por otra parte, hay que reseñar que este artista realizó para la iglesia de San Juan Bautista el Retablo del Altar Mayor, que es la obra de mayor empaque que realizó en la técnica de “Mosaico en relieve”, que patentó al final de los años cincuenta y que le ocuparía hasta el final de su vida. Este procedimiento consiste, básicamente, en colocar teselas de mármol pulido de diversos colores sobre los moldes vaciados de un original realizado en barro. Éstas son afianzadas entre sí por el cemento vertido sobre las mismas.
En diciembre de 1963, pues, siendo párroco de Chiva Salvador Pons Franco (lo fue de 1961 a 1967), el arzobispo de Valencia Dr. Olaechea, bendecía solemnemente el Retablo Mayor y presbiterio (figuraron como padrinos Bernardo Lassala, presidente de la Diputación Provincial y Pura Cervera de Corral). Tuvo un coste de 400.000 pesetas, en las que se incluían “la dirección y colocación por personal técnico” de la obra, pero no “la obra de fábrica donde irá emplazado el retablo, así como la albañilería necesaria para la sujeción de las piezas, materiales de agarre, andamios”, o el “transporte de la obra del estudio al lugar de emplazamiento”.
En la Memoria y presupuesto del retablo escultórico del Altar Mayor de la iglesia Parroquial de Chiva se indica que efectuaba una rebaja de 50.000 pesetas. Así mismo, en una nota adicional informa de su predisposición para “regalar al pueblo de Chiva, con el que tantos vínculos me unen, las dos imágenes laterales; es decir la de San Juan de Ribera y la de Santo Tomás de Villanueva”. No obstante, desde la arciprestal se pediría que la advocación de las mismas fuese “la de los antiguos patronos de esta población, los ss. Mártires Alejandro y Macario”. Esta es última es la opción que triunfó, como podemos ver en el templo.
Además en el anexo a la Memoria aludida, el mismo Rodilla señala: “De proporciones monumentales, en él se ha utilizado la técnica de teselas de mármol para recubrir por completo toda su superficie. Se compone de un alto zócalo sobre el cual cabalgan dos pares de columnas corintias en dos planos que soportan entablamento de frontón curvo que sirven para enmarcar la hornacina central presidida por una hermosa talla de San juan Bautista debida al cincel de José Esteve Bonet”.
Como antes había sucedido con las imágenes de devoción y procesionales, desde diversas partes del orbe se interesaron por el nuevo quehacer artístico de Rodilla, siendo el continente americano, en especial los Estados Unidos, el destino de parte de su obra; aunque su firma llegaría incluso a Asia.
Para finalizar destacar otra obra del sieteagüense en Chiva: el busto del Dr. Manuel Corachán (1965). Porque este artista, además de imágenes religiosas, altares, lápidas, monumentos conmemorativos, etc, también recibió este tipo de encargos, realizando retratos de personajes famosos como los de Franco, Goya, de Abraham Lincoln (Nueva York y Washington), o los hermanos Robert y John F. Kennedy (Chicago), entre otros.
Dado ese vínculo que Rodilla menciona con nuestro pueblo, pues, y que ya había realizado una imagen de la Asunción anteriormente, no es de extrañar que la imagen de San Roque citada, provenga de su taller. Lo cierto es que, por su calidad, hace un buen tándem con el otro Roque, más antiguo y pequeño (más apta para llevar en andas), una de las piezas más emblemáticas, sin duda, del CIT, el espacio entrañable que acoge y ensalza nuestra memoria.
JCM
Centro de Interpretación del Torico (CIT).